Erase una vez, hace mucho tiempo, en la tierra del sol naciente, vivia una pareja de campesinos,el se llamaba Hiro,y estaba muy enamorado de su bella esposa Taeko.....
Hiro, tuvo que partir en busca de trabajo fuera de su aldea. Su ausencia fue por mucho tiempo y, cuando regresó, lo hizo con un regalo, un espejo para Taeko . Quedó fascinada y sorprendida cuando, al mirarlo y reflejada en él, contempló a una joven y alegre muchacha a la que no conocía.
Míralo y dime qué ves dentro.- le preguntó el marido
-Veo a una hermosa joven que me mira y mueve los labios como si quisiera hablarme ¿Quién es esta mujer?..
El marido rió mientras le decía:
-¿No te das cuenta de que este es tu rostro?
Taeko quedó encantada con aquel maravilloso regalo, guardándolo con sumo cuidado. Como lo consideraba un objeto misterioso, solo de vez en cuando, lo sacaba para contemplarse...
Míralo y dime qué ves dentro.- le preguntó el marido
-Veo a una hermosa joven que me mira y mueve los labios como si quisiera hablarme ¿Quién es esta mujer?..
El marido rió mientras le decía:
-¿No te das cuenta de que este es tu rostro?
Taeko quedó encantada con aquel maravilloso regalo, guardándolo con sumo cuidado. Como lo consideraba un objeto misterioso, solo de vez en cuando, lo sacaba para contemplarse...
Taeko enfermó un invierno. Su salud, que había sido siempre delicada y frágil, se resintió con el frío extremo de ese año. Cuando sintió próximo su fin, tomó la caja del espejo y, sonriendo, se la dio a su bella hija Ayako que, por aquel entonces, se había convertido en una joven de parecido extraordinario al de la madre , diciéndole:
-Pronto dejaré de estar aquí, pero no te entristezcas. Debes prometerme que mirarás este espejo todos los días. Me verás en él y te darás cuenta de que, aunque lejos, siempre estaré velando por ti. Al morir la madre, la muchacha cumplió a diario lo prometido. Miraba el espejo en cuaquier lugar y en él veía la cara de su madre, tan hermosa y sonriente como antes de la enfermedad. Con ella hablaba y a ella le confiaba sus penas y sus alegrías; y, aunque su madre no le decía ni una palabra, siempre le parecía que estaba cercana, atenta y comprensiva,como cuando era pequeña y jugaba con ella
Ingenua como su madre, jamás dudó que el rostro reflejado en el espejo reluciente no fuese el de ella. Hablaba a la adorada imagen, convencida de ser escuchada.
-Pronto dejaré de estar aquí, pero no te entristezcas. Debes prometerme que mirarás este espejo todos los días. Me verás en él y te darás cuenta de que, aunque lejos, siempre estaré velando por ti. Al morir la madre, la muchacha cumplió a diario lo prometido. Miraba el espejo en cuaquier lugar y en él veía la cara de su madre, tan hermosa y sonriente como antes de la enfermedad. Con ella hablaba y a ella le confiaba sus penas y sus alegrías; y, aunque su madre no le decía ni una palabra, siempre le parecía que estaba cercana, atenta y comprensiva,como cuando era pequeña y jugaba con ella
Ingenua como su madre, jamás dudó que el rostro reflejado en el espejo reluciente no fuese el de ella. Hablaba a la adorada imagen, convencida de ser escuchada.
Un día el padre le sorprendió, en la ventana, mientras murmuraba al espejo palabras de ternura.
-¿Qué haces, querida hija?, le preguntó.
-Miro a mamá. Fíjate en ella, no se le ve pálida y cansada como cuando estaba enferma, parece más joven y sonriente...
El padre quedó tan impresionado y emocionado que nunca se atrevió a decirle que a quién contemplaba, todos los días en el espejo, era ella misma
Entonces Ayako decidio aceptar la propuesta de matrimonio de su enamorado Pakosan asi que consulto con el espejo esperando que su madre le diera su aprobación.
Al mirar el espejo vio un rostro feliz ,y llego a la conclusión de que su madre estaba de acuerdo asi que unio su vida a la de Pakosan .
-¿Qué haces, querida hija?, le preguntó.
-Miro a mamá. Fíjate en ella, no se le ve pálida y cansada como cuando estaba enferma, parece más joven y sonriente...
El padre quedó tan impresionado y emocionado que nunca se atrevió a decirle que a quién contemplaba, todos los días en el espejo, era ella misma
Entonces Ayako decidio aceptar la propuesta de matrimonio de su enamorado Pakosan asi que consulto con el espejo esperando que su madre le diera su aprobación.
Al mirar el espejo vio un rostro feliz ,y llego a la conclusión de que su madre estaba de acuerdo asi que unio su vida a la de Pakosan .
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